Mejorar la seguridad en nuestras carreteras y ciudades es cosa de todos, no solo de las autoridades. Por eso, es tan importante fomentar la responsabilidad vial entre los jóvenes. Estas son algunas medidas que funcionan.
Una sociedad que apuesta por evolucionar y proporcionar mejores condiciones de vida a sus ciudadanos, debe tener proyectos educativos enfocados al presente y al futuro. Y es que, cuanto antes comencemos a implicarnos, más profundamente interiorizamos los valores y más rápido se consolidan.
Este principio es, por supuesto, aplicable a responsabilidad vial entre los jóvenes. Si empiezan a familiarizarse desde que son niños y adolescentes, más fácil será que se conviertan en adultos sensatos y respetuosos con las normas y con el resto de las personas con las que comparten el espacio público.
El objetivo final es llegar a una siniestralidad vial cero. Y para eso, se ha demostrado que la implicación de los más jóvenes es una herramienta insustituible. Hay distintas fórmulas, no excluyentes entre ellas, sino complementarias.
Es habitual que los padres tengan dudas sobre la conveniencia de que sus hijos adolescentes conduzcan. Parece que aún son poco maduros e inestables como para ponerse al volante de un vehículo.
Y, sin embargo, ¿se vuelven responsables de un día para otro porque cumplen 18 años? El mismo día que son mayores de edad, ya pueden sacarse el carnet B y ponerse a circular casi en las mismas condiciones que los conductores más experimentados.
Por el contrario, es bastante más razonable que la responsabilidad vial entre los jóvenes se inicie de manera progresiva y vaya aumentando cuando adquieren más experiencia.
Cuando los jóvenes a partir de 15 años obtienen su permiso AM, consiguen una licencia que les habilita para conducir, pero no cualquier vehículo. Por ejemplo, tienen acceso a los llamados coches sin carnet, con claras diferencias respecto a un coche convencional:
1. Su tamaño es más compacto y reducido
Un cuadriciclo ligero tiene unas dimensiones máximas de 2,5 metros de altura, 1,5 de anchura y 3 de longitud. Y el peso no puede superar los 425 kilos de masa en vacío.
Este menor tamaño resulta una ventaja cuando eres un conductor novato, porque es más sencillo manejar el vehículo y adquirir seguridad en el control. En especial, maniobras como el estacionamiento o el tránsito por calles estrechas, propias del centro de la ciudad, se hacen con más facilidad.
2. No puede coger una velocidad mayor de los 45 km/h
Aunque la velocidad en sí misma no es un problema, es verdad que es uno de los factores que afectan a la seguridad vial. De nuevo, es más interesante que los conductores noveles tengan una limitación, al menos mientras están mejorando su destreza al volante.
3. No pueden circular por autopistas
Los coches sin carnet no son vehículos reservados para transitar por la ciudad. Al contrario, puedes usarlos para recorridos de media distancia. Incluso, modelos como los SUV de AIXAM son perfectos para escapadas de fin de semana.
Pero, sí tienen algunas restricciones de circulación:
4. La responsabilidad vial entre los jóvenes aumentan si llevan acompañante
Recordemos que los coches sin carnet son vehículos biplazas. Lo normal es que un adolescente aproveche y lleve a un compañero o amigo cuando comparten destino: ir al instituto, entrenamientos o extraescolares y salidas de ocio.
Desde el principio, el joven conductor toma conciencia de que sus decisiones no solo le afectan a él, sino a la persona que va a su lado. Eso hace que sea más responsable y respetuoso con las normas.
Afianzar la responsabilidad vial entre los jóvenes es una apuesta inteligente por una circulación más segura. Los coches sin carnet AIXAM se convierten, así, en una excelente herramienta para la educación de tus hijos.