El mantenimiento de un vehículo no es solo necesario para garantizar que funciona correctamente y que no pone nuestra seguridad en un compromiso. Además, es determinante para prolongar la vida útil de aquel. Cuanto más graves sean las averías, mayor será su coste y el tiempo de reparación. Así que si quieres disfrutar de un vehículo en buenas condiciones y por todo el tiempo que sea posible, ¡sigue estos consejos!
El mantenimiento regular de un vehículo es una medida de prevención. Si bien siempre habrá partes que fruto del desgaste o del mismo paso del tiempo terminarán por estropearse o romperse, las revisiones frecuentes o las acciones que contribuyan a mantener el buen estado, hacen que se retrase el momento de cambiarlas.
Hay que tener en cuenta que hay una diferencia notable entre identificar una posible fuente de problemas en casa o en el taller, a darnos cuenta con una avería en medio de la carretera. Se trata de una cuestión de seguridad.
Pero además, cuando un vehículo funciona eficientemente, el consumo de combustible se reduce y se emiten menos sustancias nocivas a la atmósfera. En otras palabras, se ahorra dinero y se beneficia al medioambiente.
Los elementos a incluir en el mantenimiento de un vehículo serán más o menos según sus características. Por ejemplo, si es de combustión o eléctrico, si la caja de cambios es manual o automática, etc. A grandes rasgos, los cuidados principales son los siguientes:
Revisión de líquidos
Los fluidos del vehículo más importantes son el aceite del motor, el líquido de frenos y el líquido refrigerante. Los niveles exactos de cada uno vienen indicados por el fabricante, por lo que habrá que consultar la documentación del vehículo. A veces también es necesario cambiarlos completamente cada cierto tiempo, como es el caso del aceite, que se guía por el kilometraje.
Neumáticos
Los neumáticos son el único punto de contacto que hay con la carretera, por lo que su estado influye directamente en la seguridad y en el rendimiento. Para conocer la presión, también hay que remitirse al fabricante. Si están desinflados, aumenta el gasto de combustible, la distancia de frenado es mayor y hay más riesgo de pinchazo. Y si están demasiado inflados, el agarre es menor, el desgaste es irregular y se absorben menos las irregularidades del terreno.
Revisión del sistema de frenos
Los frenos son uno de los sistemas de seguridad más importantes, así que son imprescindibles en el mantenimiento de un vehículo. Las inspecciones periódicas deben incluir discos, pastillas y líquido de frenos. Un sistema en mal estado aumenta la distancia de frenado y pone en riesgo la seguridad del conductor y de las demás personas de su entorno.
Sistema de iluminación
Ser visibles es una necesidad constante en la carretera, tanto de día como de noche. Los elementos a verificar son las luces de cruce y posición, frenado, intermitentes y luces traseras. Deben funcionar correctamente y estar alineados. Si alguna bombilla se fundiera o estuviera dañada, se debe cambiar de inmediato; si se fundiera también la otra, no habría visibilidad alguna.
Sistemas de dirección y suspensión
El sistema de dirección y suspensión de un vehículo influye directamente en su estabilidad, la comodidad en la conducción y la facilidad para maniobrar. Si hay vibraciones, ruidos raros o cuesta mover la dirección, hay que buscar el fallo.
Además, hay que realizar alineaciones periódicas de las ruedas para garantizar que el desgaste de los neumáticos es uniforme. Los golpes contra los bordillos pueden ser suficiente para provocar una descompensación, que puede causar problemas de estabilidad y repercutir negativamente en el desgaste.
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