Nos encontramos en un momento de cambio en el sector de la automoción. Mientras que el número de propuestas de vehículos híbridos y eléctricos de los fabricantes sigue aumentando, el de vehículos de combustión empieza a descender vertiginosamente. Sin embargo, para su desaparición aún quedan un par de décadas. Por tanto, es normal que todavía hoy nos hagamos la pregunta de por qué opción decantarse. En este artículo, nos centraremos en el gasto, y haremos una comparativa entre el consumo de un vehículo eléctrico y uno de gasolina.
En primer lugar, hay que tener en cuenta que estas dos opciones de vehículos se alimentan de una fuente diferente. Los coches de combustión utilizan la gasolina, así que el coste de estos dependerá del precio que esta tenga en cada momento. No obstante, dado que es un recurso limitado y que la fabricación de estos vehículos estará prohibida para el 2035, el precio de la gasolina se incrementará.
En el caso del consumo de un vehículo eléctrico, el gasto lo marca la electricidad que se utiliza para su carga. Esta puede venir tanto del circuito eléctrico de la vivienda o de las estaciones de carga de la carretera.
Cuando se recargan en casa, el importe siempre es muy inferior al de las cargas públicas de la calle o la carretera. En la vivienda, es posible acceder a las franjas horarias y las tarifas reducidas, que suelen ser por la noche, y que es justamente cuando no se utiliza el vehículo. En las estaciones de carga, el importe varía también en función de la rapidez de esta; cuanto menor sea el tiempo, más elevado será el coste de recargar la batería.
Otro punto a tener en cuenta cuando se habla del consumo de un vehículo eléctrico y de uno de gasolina es el tipo de trayecto que se realiza. Los coches de combustión están diseñados para trayectos largos y con pocas paradas, para que el consumo de gasolina se mantenga estable.
Por el contrario, los coches eléctricos están pensados para desplazarse por el interior de las ciudades, ya que es aquí cuando el consumo de combustible se incrementa exponencialmente. Los semáforos, las rotondas, los ceda el paso o los atascos inciden de manera directa en el gasto. Pero en los eléctricos, este es prácticamente nulo.
Por lo tanto, a la hora de decidir entre un coche de combustión y uno eléctrico, hay que pensar en el trayecto que se realizará. En la actualidad, la autonomía y el número limitado de puntos de recarga hacen que, de cara a trayectos largos por carretera, los de combustión sigan siendo la mejor opción. Pero dadas las nuevas normativas restrictivas, en los próximos años se irán mejorando las baterías y se incrementarán las estaciones para recargar.
Para tener una referencia con cifras, en el año 2022, el precio medio del kilovatio por hora fue de 0,209€. Esto significa que el consumo de un vehículo eléctrico 100 km equivaldría a unos 3€, aproximadamente.
El coste de la gasolina se sitúa de media en 1,7€, dado que hay variaciones de una provincia a otra. Por 100 km de distancia recorridos, el coste sería de alrededor de 10€. Una diferencia considerable entre ambas opciones.
Si tu objetivo es tener autonomía para desplazarte por ciudad y no quieres caer en consumos elevados, lo que necesitas es un coche sin carnet AIXAM. Además de ser muy compactos y poderse aparcar en cualquier sitio, tienen una velocidad limitada de 45 km/h, así que tanto si apuestas por la gama de coches de combustión como por la gama eléctrica, el gasto se mantendrá muy bajo.
Al ser considerados cuadriciclos ligeros, no se requiere del permiso de conducir B1, sino que basta la licencia de moto AM. Por lo tanto, también tienen la ventaja añadida de que se pueden conducir desde los 15 años y por aquellas personas que nunca obtuvieron el carnet de turismo.
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